La talla única no respeta la diversidad corporal
Hoy quiero compartir una reflexión personal fruto de una tarde de compras.
La semana pasada pasé por una tienda y en el escaparate vi un vestido precioso, colorido y alegre como a mi me gustan, así que decidí entrar a probármelo.
La dependienta, muy amable, enseguida me atendió y me sacó el vestido. Le pregunté si tenían mi talla a lo que ella respondió que era talla única, por lo que seguro que me iba bien.
El argumento de la talla única no me convenció, pero al ser un vestido de corte ancho decidí probármelo para ver cómo me sentaba. ¡La esperanza es lo último que se pierde!
Una vez en el probador, como era de esperar, el precioso vestido y su talla única no me entraban de pecho y espalda. Mientras me lo quitaba empezaron a invadirme emociones encontradas. Era una mezcla de tristeza, pena y rabia al mismo tiempo. No sé si alguna vez os habéis sentido así.
Lo que viene después os lo podéis imaginar. Mi cabeza empezó a ir a mil por hora y muchas de las cosas que pensaba eran negativas hacia mi cuerpo. En una de ellas me enganché en mi propia autocrítica y me di cuenta de todo lo que había desencadenado en mí la «talla única”.
¡Ay amiga! ¡De las voces autocríticas no se salva ni el apuntador!
Es cierto que el trabajo personal es imprescindible en esto pero a veces la respuesta salta en automático. La diferencia es la capacidad de observarlo y salir de la rueda de hámster sin quedarte atrapada en ella.
Me concedí un espacio para respirar, crear un momento de pausa para acallar mi mente juiciosa y encontrar mi voz interior autocompasiva y amorosa.
Mi cuerpo no era el problema, el problema era el vestido.
Mi cuerpo no se tiene que adaptar a la ropa sino la ropa a mí.
Así que no te dejes engañar como me pasó a mí por unos segundos en el probador. La famosa talla única ¡¡no existe!!
Cada cuerpo es diferente y hay tantas tallas como cuerpos diversos.
En mi opinión la talla única es una invención del capitalismo para poder estandarizar los patronajes. Al capitalismo no le preocupa que encuentres ropa de tu talla, que tod@s tengamos acceso a ropa que nos guste y haga sentir bien, lo único que le preocupa es encontrar un buen margen de beneficios. Tu derecho a vestirte no es su problema.
Es otra herramienta de las sociedades obsesionadas por la delgadez para presionar a los cuerpos a ser de una determinado forma.
Pero dejando a un lado el tema económico, a mí lo que realmente me preocupa es la repercusión que tiene este tipo de mensajes.
El lenguaje tiene el poder de crear realidades, así que cuando hablan de talla única están generando privilegio para quienes pueden acceder a ello y opresión para quienes no. Están dando visibilidad a unos mientras estigmatizan, reprimen e visibilizan otros.
Nadie que haga ropa bajo la talla única está pensando realmente en la diversidad de cuerpos y en los derechos de todas las personas. Está bajo el prisma del cuerpo normativo y sea de forma consciente o no reprime a todo aquel que no puede acceder a su única talla.
Cuando hablan de TALLA ÚNICA creo que, MÁS BIEN, tendrían que decir que es LA ÚNICA TALLA QUE QUIEREN FABRICAR.
Cabe preguntarse cuáles son los motivos que les llevan a esto.
¿La industria al servicio de la gente o la gente al servicio de la industria?
Desde mi punto de vista la respuesta es sencilla: lo único son nuestros cuerpos y no podemos vernos obligados a estandarizarlos y manipularlos como si fueran meros objetos.
¿Y tú? ¿Cuál es tu experiencia con la talla única? Comparte con la comunidad.