¿Qué te impulsa a comer? Descubre los diferentes tipos de hambre
¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que te impulsa a comer?
¿Siempre que comes lo haces con sensación de hambre? Hoy te hablo sobre los diferentes tipos de hambre que existen y se describen en Mindful Eating o Alimentación Consciente.
Muchas de ellas tienen que ver con los sentidos primarios como por ejemplo:
El hambre Visual
¿A quién no le ha dado alguna vez ganas de comer un alimento que estaba en un escaparate? Se conoce coloquialmente comer por los ojos y es la capacidad que tiene la vista para decirle a nuestro cerebro que tenemos hambre y queremos comernos ese alimento tan apetecible que hemos visto.
Hambre de Olfato
“Aquí huele que alimenta”, solía decir mi abuelo cuando entraba en la cocina. El olor de los alimentos puede despertar en ti las ganas de comer, como por ejemplo el olor a palomitas en el cine. Es entonces cuando el olor de alimentos placenteros se convierte en el estímulo para empezar a comer.
Hambre de Oído
Siguiendo con el ejemplo anterior, si el olor no fue suficiente estímulo para comprar palomitas, tal vez una vez que estás en la sala y se apagan las luces, el ruido de fondo del crek crek de las palomitas de forma constante termine por convencerte de comer palomitas. El sonido de la comida tanto fuera como dentro de nuestra boca y los sonidos al masticar funcionan como incentivos para empezar o parar de comer.
Hambre de Boca
Introduces una palomita en tu boca y descubres todas las sensaciones que se despiertan: sabor, aroma, textura. Se centra en el placer que experimenta tu boca al comer ese alimento.
Hambre Tacto o de contacto
Comer en función del tacto o la sensación que ese alimento nos produce a nivel emocional también se relaciona con la necesidad de contacto y conexión con otras personas. Somos seres sociales y nos nutrimos y enriquecemos del contacto con otras persona. Por ello gran parte de las celebraciones sociales se celebran alrededor de una mesa. La comida adquiere un papel secundario, el objetivo principal es reunirse en un acto social.
Las hambres de carácter más físico y corporal aparecen cuando nuestras reservas energéticas están bajas. Imagina un coche que necesita llenar su deposito de gasolina para funcionar. El cuerpo al igual que el coche necesita su gasolina, la comida de la cual obtiene los nutrientes necesarios.
El hambre de Estómago
Aparece cuando tenemos el estómago vacío o, como en el caso del coche, cuando el depósito no tiene gasolina. El cuerpo nos envía señales físicas como rugido de tripas o retortijones para invitarnos a comer y ”llenemos el depósito”. Es probablemente el tipo de hambre más conocido.
Hambre Celular o corporal
Cuando nuestras reservas energéticas están bajas, es decir, estamos sin gasolina, nuestro organismo tiene otra forma de hacérnoslo saber. Podemos tener el estómago lleno, pero sentirnos sin energía.
Es el hambre celular que nos está diciendo qué tipo de nutrientes necesita nuestro cuerpo. Llenar el depósito de combustible diésel si tu coche necesita gasolina de 95 octanos no lo hace funcionar correctamente. Este tipo de hambre se reconoce por sensaciones físicas como mareos, sensación de debilidad, cansancio o incluso mal humor.
Es muy común que el hambre celular se manifieste en forma de antojos o preferencias por ciertos alimentos. Observa por ejemplo cómo el cuerpo te pide alimentos frescos en verano y con mayor contenido energético en invierno cuando el gasto energético es mayor.
Finalmente tenemos las hambres de carácter más Psicológico y Emocional
Hambre Mental
Con tanta información nutricional que tenemos a nuestra disposición sobre los diferentes alimentos (proteínas, grasas, azúcares, calorías, índice glucémico, vitaminas, minerales, gluten, lactosa etc…) es normal que muchas veces nuestras ganas de comer se vean condicionadas por lo que pensamos acerca de la comida. El hambre mental es el conjunto de la información y creencias que tenemos sobre los alimentos.
Esta hambre es importante, pero no hay que dejar llevarse por ella; recuerda que nuestros ancestros eran capaces de alimentarse deforma correcta escuchando al cuerpo sin necesidad de que los alimentos estuvieran marcados con etiquetas nutricionales.
Hambre de Corazón
Es el hambre que se relaciona con las emociones, conocido también como hambre emocional. Comemos cuando sentimos emociones negativas o para llenar algún vacío y sentirnos mejor. La comida se convierte en el recurso para aliviar el malestar emocional. Las emociones que generalmente se asocian con esta hambre son: el estrés, la ansiedad, el aburrimiento o la soledad.
Para entender esta hambre es importante observar nuestras señales corporales, ya que nuestro estómago se encuentra muy cerca de la zona del plexo solar y el resto de vísceras que tanto se sienten en las reacciones emocionales. En ocasiones las sensaciones emocionales en esta zona del cuerpo se pueden confundir con hambre.
Para profundizar más en este tipo de hambre puedes leer el artículo “Qué es el hambre emocional y cómo gestionarlo”.
Como ves, todas las hambres se relacionan y complementan entre ellas, desde lo físico hasta lo emocional, conformando un sistema que comprende cuerpo, mente, emociones y espíritu de forma integral.
Es importante honrar todas nuestras hambres, puesto que todas forman parte de nuestras necesidades de nutrición físicas, energéticas y emocionales. Todas nuestras hambres son importantes porque todas nos ayudan a cubrir nuestras necesidades.

24 julio 2020 @ 02:00
hola me encanta la cabecera de tu blog, es una creación personal?
31 julio 2020 @ 10:57
Buen artículo! Gracias.. Ally Charley Quackenbush
3 agosto 2020 @ 15:06
Muchas gracias